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Raúl Benito (Eboca): «Es importante que todos impriman su sello personal al colectivo»

Eboca es una de las empresas aragonesas referentes en el sector del vending, acumulando 40 años de experiencia. Sin embargo, su distintivo principal radica en su continua búsqueda de la innovación, tanto en sus productos como en sus procesos internos de gestión.

Raúl Benito, presidente y fundador de Eboca, charla junto a Enrique Iniesta, director de RRHH de Pikolín, sobre los modelos de organización interna y la Ebocracia en este ‘Inmersión Talento‘.

Raúl Benito, emprendimiento e innovación desde los 17 años

Pregunta: Vamos a aprender mucho de Eboca y de la gestión de equipos que realizáis, pero empecemos por el principio. Se habla de ti como un líder innovador pero, ¿cómo es Raúl? Háblanos de ti.

Respuesta: Yo digo, un poco de broma, que nací en Eboca. Es una compañía que fundé cuando tenía 17 años y, desde entonces, no he hecho otra cosa. Vengo de una familia dedicada al comercio y he visto a mi padre y a mi abuela iniciando proyectos y dedicándose a ellos.

Hubo un punto en el que tuve que decidir si iniciar estudios universitarios o no, y decidí que no. Empecé a llevar un estanco pequeñito de la familia en el casco antiguo de Huesca, después de hacer la mili, y en aquel momento ya vi que la venta automática podía ser un buen instrumento para vender más. Poco tiempo después empezamos ya con el café, los alimentos y las bebidas, y el tabaco desapareció de la oferta.

P: Estuviste innovando desde el primer momento, ¿no?

R: Sí, llegué ahí y me parecía todo un poco aburrido. Además, tenía una trayectoria ya antes de los 17 años muy activa. Y, sin ningún gran plan, se fue desarrollando, lo dejamos fluir. A partir de ahí, hemos ido construyendo lo que hoy es Eboca.

Eboca, una organización muy singular para cuidar de las empresas

P: Actualmente en Eboca, ¿cuál es el alcance a nivel regional y nacional?

R: Tenemos actividad directa con estructura propia en Aragón, Lérida y un franquiciado en Valencia. Abarcamos todo este territorio desde nuestro centro logístico de Huesca. En alguna otra línea de actividad como el suministro de productos, sí que tenemos ámbito nacional.

P: Te gusta decir que trabajas para que las empresas cuiden de sus equipos.

R: Sí, es así. Nosotros nos dedicamos a ayudar a las empresas a cuidar a su gente en lo que sabemos hacer, que es diseñar, equipar y mantener los espacios de descanso, que los concebimos como espacios de interacción y trabajo en equipo en un ambiente mucho más distendido.

Tenemos foco en el café, algo que cuidamos mucho con nuestro propio tostadero y comprando en origen de fincas ecológicas. Entendemos que en torno a un buen café, hay una cultura de conversar de manera distinta.

P: Y no paráis de innovar. Hace poco comentabas que incluso cerráis el círculo de la sostenibilidad con los posos.

R: Hemos arrancado un proyecto muy bonito con los posos que nosotros generamos, que son unas 70 toneladas al año. Ahora los recogemos y se procesan para convertirlos en abono ecológico y utilizarlos en colaboración con Viñas del Vero.

La Ebocracia: un espacio seguro en constante evolución

P: Hablando de organización acabaremos hablando de Ebocracia, que es vuestro modelo de organización. En un primer momento tienes ya la empresa consolidada, pero en seguida ves maneras distintas de organizarse.

R: Siempre hemos sido un poco rebeldes respecto a cómo se organiza la empresa. Desde siempre, no nos ha terminado de gustar cómo nos organizamos las empresas. Hemos visto pocos modelos en los que inspirarnos. En general, las organizaciones tienden a no hacerlo de manera muy saludable.

Siempre hemos tenido un toque de sensibilidad y humanidad a la hora de hacer las cosas. Había bastante tolerancia al error y al sello personal, pero aún éramos una organización bastante convencional.

En el 2010 empezamos a cuestionarnos muchas cosas, hicimos una pequeña ruptura, intentando apartarnos de los complejos. Arrancamos ya con la participación en los resultados de la plantilla. Y en 2017, tras leer «Reinventando las organizaciones», la obra de Frederic Laloux, dimos un giro. Fue algo muy inspirador.

Dentro de las metodologías que él aborda está la ‘Holacracia’, una de las herramientas más útiles que encontramos tras este periodo de reflexión. Decidimos adoptar la Holacracia a mediados de 2019 formando a un equipo de personas, buscando un poco de ayuda en el arranque y formando a círculos fuera de España.

Hubo un parón absoluto con el COVID, pero ya lo que habíamos hecho nos sirvió de utilidad. Las primeras fases fueron bastante sencillas, y al ritmo que avanzábamos, costaba más.

La Holacracia es una metodología muy orientada a que las personas se auto gestionen, que no organiza las personas sino el trabajo, que utiliza las tensiones en favor de la evolución, etc. No es una organización democrática pero sí muy participativa.

Nos ha funcionado, pero también es verdad que ha habido personas con las que ha costado. Al final, vivimos en una sociedad donde la iniciativa y el atrevimiento de las personas es algo costoso. La vida es muy compleja, mucho más que la laboral.

Hay que hacer que cuando la gente viene a trabajar, venga entera y no sólo una mala copia de sí mismos. Es importante que todos impriman su sello personal al colectivo, siempre desde el entendimiento. Intentamos proteger e incentivar que la empresa sea un sitio seguro.

P: Adaptáis la Holacracia a la Ebocracia porque lo hacéis muy vuestro, ¿no?

R: La Holacracia nos vino muy bien como manual de instrucciones. Conforme íbamos avanzando, veíamos cosas que nos gustaban más, otras menos, algunas demasiado rígidas, etc.

Hemos hecho una evolución desde la madurez con diferentes herramientas, conocimientos y experiencias. Llevamos unos cuantos años que se habla de las organizaciones Teal, la humanocracia, las empresas infinitas, etc. Cada vez hay más ejemplos a seguir e investigaciones al respecto.

P: Por ir concluyendo, ¿hacia dónde va esa evolución? ¿dónde estará Eboca en dos o tres años?

R: La Ebocracia está en proceso de arranque. A modo de ejemplo, los despidos y las contrataciones ya no las hace ningún área de personal sino que las deciden los propios compañeros. Son procesos que requieren maduración y experiencia. Hay que asumir que el papel de todos cambia respecto a lo que hacíamos antes.

Tenemos el horizonte de hacia dónde queremos ir pero no puede ser de golpe. Queremos una organización que sea un sitio seguro donde todo el mundo pueda contribuir con toda su forma de ser.

La conversación tuvo lugar en el Acuario de Zaragoza y tras ella se produjo un almuerzo junto con los asistentes.

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