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Jaime Navarro: «Analizamos todos los factores que pueden servir para encontrar una solución»

  • El abogado experto en temas empresariales e internacionales, socio fundador de Navarro Llima, protagonizó una Mesa Abierta

El destino profesional de Jaime Navarro estaba bastante claro desde su infancia. Hijo de economistas y auditores, en su casa la contabilidad y los números eran el tema habitual de conversación y el trabajo diario se desarrollaba en un despacho. Aún así, Navarro hizo Derecho y no Economía, pero su trayectoria ya estaba encaminada. El abogado nos habló sobre sus 20 años de trayectoria y sobre la forma de trabajar de su despacho en una Mesa Abierta patrocinada por Kalibo.

Tras hacer las prácticas en un despacho de Barcelona mediano, pero muy cualificado e internacional, descubrió que ésta era la línea a la que se quería dedicar. Estuvo cuatro años trabajando en la asesoría de sus padres y decidió montar su propio despacho, reorientándose hacia el derecho de empresa y negocios. Así fundo Navarro Llima Abogados, que ya acumula 16 años de vida.

«La forma de ejercer la abogacía ha cambiado mucho. Nosotros somos más empresa de servicios jurídicos que despacho profesional», explica. El número de trabajadores en el despacho va fluctuando. En la actualidad están cuatro abogados y dos paralegales. «Nuestra ventaja deriva de que yo entiendo los números y la contabilidad. Nos especializamos en temas empresariales e internacionales: mercantil, peleas societarias, penal económico, derecho concursal, mucho contrato de agencia de distribución internacional…».

Su eslogan ‘Soluciones que otros despachos no ven’ ratifica que se diferencian por la creatividad. «Analizamos todos los factores que pueden servir para encontrar una solución, utilizamos el método Harvard de negociación, nos basamos en la comunicación y la neurolingüística…». Todo esto les ayuda a resolver casos que otros despachos no han podido, por lo que suelen llevar casos muy difíciles. El despacho está integrado en la red Rusell Bedford desde hace muchos años. «Vamos a los congresos, conocemos a la gente y trabajamos juntos. Si un cliente tiene un problema en cualquier país, podemos ayudarle porque tenemos conocidos de confianza en todas partes».

Además, Navarro es un apasionado de la cultura japonesa y estudió japonés en la Universidad, lo que le llevó a crear en 2004, junto a su profesor, una consultora específica para asuntos jurídicos y de internacionalización relacionados con Japón. «Esto nos abre la puerta a muchos temas y viene gente de todas partes».

Navarro reconoce que la parte comercial de un despacho es muy difícil «porque un abogado vende confianza y eso es muy difícil de transmitir. Hay que mantener a los clientes y para ello hay que tener claro quién eres y qué puedes hacer por el cliente«.

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