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Entrevista a Víctor Martos, presidente del COAATZ

  • El máximo responsable del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza (Coaatz) cree que la crisis originada por la pandemia va a suponer la oportunidad de que la rehabilitación se impulse de verdad en Aragón y España pueda cumplir sus compromisos de eficiencia energética con Europa. Eso sí, junto con más ayudas, considera imprescindible que Aragón se dote de una normativa propia sobre el IEE (Informe de Evaluación de Edificios) para poder tener un diagnóstico.
  • «Por cada millón que se invierte enrehabilitar se crean 18 empleos»

¿Suspende España y Aragón en rehabilitación de viviendas?
El objetivo que nos exige Europa es alcanzar 1.200.000 viviendas rehabilitadas antes de 2030 y en el último año, 2019, se hicieron solo 30.000. Hay que aumentar mucho la velocidad de la
rehabilitación. Máxime cuando de los 26 millones de viviendas que tiene España, 14 millones presentan unas deficiencias muy graves.
¿Está Aragón mejor o peor que la media?
En la Comunidad hay unas 700.000 viviendas. 300.000 fueron construidas anteriormente a 1980 de las cuales 200.000 carecen de aislamiento térmico. Así que Aragón tiene una foto peor que el parque edificatorio español. Podríamos decir que Aragón en vivienda es el ‘Ohio’ español. Por la propia dispersión, el balance es más negativo. Solo se han realizado 78.284 certificados de eficiencia energética de los cuales el 80% están en las letras E, F y G, es decir, las categorías más bajas. De la categoría A en eficiencia solo hay 189 certificados. Después del transporte con mucho es la edificación la que más contamina. Por tanto, el potencial de mejora es grande. Como he dicho, dos tercios de los edificios en Aragón ni siquiera tienen aislamiento térmico. Queda mucho por hacer.
¿Piensa que las ayudas que ha dado la DGA a
rehabilitación se agotarán o se quedarán fondos sin utilizar?
Eso es lo que hay que evitar. No puede quedarse dinero sin asignar. Son 8,9 millones en ayudas convocadas recientemente por el departamento de Industria para eficiencia energética y hay de tiempo hasta el 31 de julio de 2021 para solicitarlas. El Ayuntamiento de Zaragoza ha dado este año 6,8 millones. Convocó las subvenciones en junio y se acabaron el 16 de octubre. Se obtuvieron peticiones por casi ocho veces el crédito. Además, la DGA también ha convocado ayudas para el cambio de ventanas por valor de 1,8 millones. Y están pendientes las ayudas de accesibilidad de la DGA que están cifradas en más de 4 millones que tienen que salir antes de final de año.
¿Piensa que con la pandemia los ciudadanos
se van a animar más a rehabilitar?
Como siempre, los tiempos de dificultades traen oportunidades. La gente se ha dado cuenta al pasar más tiempo en su vivienda de que le faltaban cosas, que había que cambiar carpinterías, que el envolvente térmico de los edificios dejaba mucho que desear o la calidad del aire. Es básica la buena ventilación y hasta ahora a eso no se le había dado importancia.
¿Tendría que haber más ayudas?
Siempre se van a quedar cortas. Lo importante para avanzar más deprisa es que se regularizase el IEE o Informe de evaluación de los edificios para saber qué problemas tienen. Sin el diagnóstico es muy difícil. El IEE es una normativa estatal que se publicó en 2013 con cinco años de periodo de carencia. Cuando se iba a aplicar una sentencia del Constitucional en 2018, a instancias de un recurso de la Generalitat de Cataluña, la anuló a nivel estatal. El IEE es la piedra angular de la rehabilitación. Pero diseñar este instrumento le corresponde a cada comunidad autónoma y en Aragón todavía no está regulado. Estamos en un limbo jurídico: por un lado es obligatorio hacer estas revisiones de eficiencia energética, pero por otro lado no tenemos el instrumento necesario.
¿Recupera la Administración las ayudas que
se dan a la rehabilitación?
Claro que sí. Por cada euro que se invierte, se revierte 0,9 euros en impuestos. La gente tiene que ver estas ayudas no como un gasto sino como una inversión. Tienen una capacidad de mover la economía brutal y generan muchos puestos de trabajo. Por cada millón de euros se crean 18 empleos y eso es cotización a la Seguridad Social, impuesto de construcciones, IRPF, IVA, empiezas a sumar y mueven mucho. Es una actividad muy intensiva en mano de obra y luego eso revierte entre un 80% o 90% vía impuestos. Lo que pienso es que si además de dar ayudas, lo pudieran complementar con desgravaciones sería más efectivo. Hay comunidades que ya aplican beneficios de carácter impositivo a la rehabilitación como Valencia, Cantabria o La Rioja.
¿Por qué cuesta tanto decidirse a rehabilitar
con el ahorro que supone en los consumos?
La gente tiene que saber que solo por el cambio de ventanas y en lugar de un vidrio doble normal poner climalit y carpinterías adecuadas le supone un 12% de ahorro de energía con lo que lo va a amortizar sobradamente. Pero en España nos cuesta mucho renovar.
Sin embargo, el objetivo de la UE es que en
2030 mucho edificio sea de consumo energético casi nulo. Y estamos muy lejos, ¿no?
Sí, es verdad, pero también lo es que aquí en Aragón tenemos constructores-promotores muy valientes que están dando un fuerte impulso al ‘Passivhaus’ y se están expandiendo por otras comunidades y haciendo viviendas excelentes. Da gusto habitar una vivienda en la que pongas una temperatura de 22 grados y se te mantenga sin apenas calefacción. Eso es lo que la gente tiene que entender, lo que supone en confort y salud.
¿Cree que con esta crisis se dará un verdadero impulso a la rehabilitación?
Antes Europa nos los recomendaba pero ahora nos lo exige. Hemos firmado compromisos y en 2030 tenemos que llegar a ellos. Nos obligan a que todos los edificios tengan unos consumos muy reducidos, igual que con los coches. Y a partir de aquí cada dos o tres años nos darán una vuelta de tuerca.

Vía Heraldo de Aragón.

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