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Entrevista a Mariano Barbed (Barbed Selección) en Heraldo de Aragón

  • Preside desde el año pasado la asociación de tiendas del mueble Acomza

Preside desde 2019 la asociación de comerciantes del mueble de Aragón (Acomza) en la que sucedió a Jesús Nebra, fallecido el mes pasado, una de las víctimas que deja la actual pandemia de la covid-19.

Fue un golpe duro. No tenía dolencias previas. Era una persona con carisma, muy querida en el sector del mueble, que se hacía querer. También era un gran trabajador, siempre al día de las últimas tendencias y gran defensor del asociacionismo, como demostró durante los diez años que estuvo al frente de Acomza.

Usted procede de una familia vinculada al sector del mueble desde hace varias generaciones. ¿Siguió por vocación?

Siempre lo he vivido en casa. La familia llevamos 70 años en el sector del mueble, en el que hay mucha empresa familiar, que poco a poco nos hemos ido actualizando. Yo soy la tercera generación. Mi abuelo comenzó en los años 50, entonces también como fabricante, cuando se compraba por necesidad. El primer cambio llegó con la televisión en los años sesenta. Hasta entonces nadie tenía sofás en casa, solo la mesa camilla con cuatro sillas, y se empezaron a vender sofás. De la misma forma que luego las televisiones planas cambiaron la forma de amueblar.

¿Cómo se pueden vender ahora muebles con la población semiconfinada por la crisis sanitaria?

Lo estamos haciendo con cita previa. Normalmente es gente con la que estabas terminando de cerrar operaciones antes del confinamiento. Y con las medidas de seguridad que hemos implementado a nivel de la asociación, como mascarillas, desinfectantes en las mesas y guantes. La venta ‘online’ ha aumentado pero para producto económico.

¿Se podrá seguir probando un sofá antes de comprarlo?

La gente sigue necesitando sentarse antes de comprar un sofá, por lo que hemos comprado fundas. Ahora estamos luchando por la apertura de las tiendas de más de 400 metros. Por nuestro tipo de negocio necesitamos muchos metros, pero no tenemos grandes afluencias. Puede que las de muebles sean las tiendas donde hay más metros por persona. Entendemos que es una ventaja porque las distancias de protección van a ser mayores.

El sector fue uno de los más afectados por la crisis económica anterior, que golpeó a la vivienda. ¿Se había recuperado?

Sí. Estábamos empezando a coger la velocidad adecuada, salvando que nos habíamos quedado el 30% de los que estábamos antes de la crisis, que tocó a todo tipo de tiendas. La diferencia en esta crisis es que no hemos podido abrir. No se puede comparar con otra. De un día para otro, no es que no te compren, no puedes vender. Además, la actividad no solo se desarrolla en la tienda. Está el montaje en casa del cliente y esa segunda parte, en estos momentos, no está permitida a excepción de casas independientes, como chalés. Tenemos un problema importante porque llevamos dos meses sin vender y sin facturar nada.

¿Esperan cierres de tiendas?

No se puede saber aún. La incertidumbre es absoluta.

Al menos, después de tanto tiempo encerrados, ¿cree que se valora más la casa?

Después de este confinamiento la gente está valorando más que los muebles son necesarios y esenciales. Se están detectando muchas carencias o nuevas necesidades, por ejemplo, por el teletrabajo. En esta nueva forma de vivir que nos va a tocar se va a potenciar hacer las cosas en casa.

¿Esto puede venir bien al sector para reactivarse?

Dependerá de si luego la gente tiene la capacidad económica para hacer ese gasto. No hay que ser muy optimista. Estamos muy vinculados al hecho económico. Si la gente tiene dinero, sí. Si se venden pisos nuevos se activará la venta de mobiliario, pero aún no se sabe cómo va a reaccionar el cliente final. Tendremos que ponernos las pilas para reinventarnos.

Ver la entrevista en Heraldo de Aragón.

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