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La educación del carácter, clave para la felicidad

  • s de 1.200 padres y madres de toda España han participado en un congreso en Zaragoza en el que han reflexionado sobre su papel de primeros educadores.
  • 11 destacados ponentes hablan del esfuerzo, el equilibrio emocional o la autoestima de los hijos para potenciar un carácter que les facilite ser felices.

El encuentro ha sido organizado por FEPACE, la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de los colegios de Fomento de Centros de Enseñanza, en colaboración con las APA de los colegios Montearagón y Sansueña, de Zaragoza.

La capital aragonesa ha acogido este fin de semana a más de 1.200 padres y madres de toda España, reunidos en un congreso de familias para reflexionar sobre la importancia de la educación del carácter como aspecto esencial para ayudar a los hijos a ser felices.

Organizado por FEPACE, la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de los colegios de Fomento de Centros de Enseñanza, y en colaboración con sus centros educativos en Zaragoza, Montearagón y Sansueña, el evento incluía sesiones plenarias y talleres, para abordar los retos de las familias como primeros educadores de los hijos.

El encuentro de familias, que marcó el número 40 en la historia de FEPACE, se celebró en el Palacio de Congresos de la capital aragonesa, y comenzó con un homenaje a Tomás Aróstegui -profesor de Montearagón-, a su esposa, Inés -antigua alumna de Sansueña-, y a sus hijos Kike y Pepa, fallecidos en un accidente de tráfico el pasado 27 de enero. Los representantes de las familias de los 35 colegios de Fomento los recordaron con gran cariño, dedicándoles un sobrecogedor aplauso.

El equilibrio emocional, la adquisición de hábitos y virtudes que ayudan al crecimiento personal y profesional o aprender a relacionarse con los demás, con un carácter abierto y solidario, son algunos aspectos esenciales de la educación de los hijos acerca de los que se habló. Durante las ponencias, la gestión de las emociones sobresalió como una de las principales claves para la educación del carácter y para el desarrollo de la persona.

Junto a la familia, la escuela emergió como segundo ámbito propio de la educación del carácter, donde ofrecer de manera natural respuestas y modelos positivos a los jóvenes. Ideas y reflexiones argumentadas en un congreso que, en su inauguración, contó con la música del violinista aragonés Pablo Navarro, que emocionó al público con un gran repertorio. Un encuentro de familias que, además, estuvo salpicado del buen humor que ofrecieron de forma virtual José Mota, Leo Harlem y Natcher.

Carácter bien formado para asumir las dificultades

Los temas fueron desarrollados por once expertos de distintos ámbitos, incluyendo la educación, la sociología, la psicología, la tecnología y el deporte, gracias a Toni Nadal, que clausuró el congreso. Entrenador de Rafa Nadal durante 27 años, explicó cómo su sobrino, gracias al esfuerzo, llegó a ser el número uno del mundo en tenis profesional.

Nadal comentó el papel que juega el carácter para sobreponerse a las dificultades. El talento se construye en la calma; el carácter, en la tempestad. “En la vida hay que aprender a fracasar, a perder, y eso no tiene por qué dañarte la autoestima”. Frente al desánimo, la certeza de que “la actitud tiene la capacidad de modificar la aptitud”, teniendo claro que “la mejora es siempre necesaria y es siempre posible”.

Ricardo Piñero, profesor de Filosofía en la Universidad de Navarra, fue el encargado de inaugurar las sesiones. “Para orientar a los hijos, primero tenemos que estar centrados nosotros, sabiendo que el centro de nuestro mundo son ellos”, dijo. Y, después, entender que “el carácter se ve, pero lo importante del carácter es invisible; es aquello que hace que seamos lo que somos”, añadió.

De ahí la necesidad de buscar la verdad de las cosas y de asumir la realidad de lo que somos, como paso previo para entender el carácter. Una afirmación con la que coincidieron el resto de ponentes.

“La verdad es que mejorar, cuesta”, dijo Toni Nadal. “Mi compromiso con Rafael fue decirle en todo momento la verdad, aun sabiendo que, a veces, le iba a doler”. “¿Quién necesita engañar a sus alumnos? Quien no tiene confianza en ellos”, señaló ante el riesgo de familias y profesores de “hacerles creer que son más de lo que son”. “Fui duro con mi sobrino porque le tenía gran estima”.

La felicidad de los padres, esencial para la de los hijos

Esa búsqueda de la verdad como punto de partida para la felicidad llevó a otro de los ponentes, Javier Vidal-Quadras, a profundizar en el cimiento de la familia: el vínculo de los padres. 

El barcelonés experto en familia se adentró en la arquitectura del sentimiento y su papel en la forja del carácter. Habló de la importancia de separar los sentimientos físicos –“el mal humor que sigue a un dolor de cabeza” –y psíquicos –“el canto de sirena de una vida mejor con otra persona” –de aquellos que son auténticos.

En el extremo de los sentimientos psíquicos, opera un “corazón tiránico, que usurpa el papel de la inteligencia”; el que lleva a no negarle un capricho a un hijo, porque le puede más el sentimiento que el daño que sabe que le hará. En los sentimientos verdaderos, se manifiesta “la respuesta auténtica de un corazón noble y profundo”, ya que suponen “una respuesta objetiva a la realidad”.

“El papel de la voluntad en el amor consiste en recrear esos sentimientos auténticos”, añadió. Así, poco a poco, se adquiere la libertad emocional, que permite “ver y querer las cosas como son”, haciendo siempre lo que es bueno porque nos da la gana y disfrutar haciéndolo.

Libertad, voluntad y afectividad van generando sentimientos auténticos que conducen a la esencia del amor. Viviendo así, los hijos tendrán “más posibilidades de ser felices, porque lo que más necesitan para ser felices es ver y vivir en la felicidad de sus padres”, concluyó.

El carácter de los padres, decisivo para la autoestima

¿Cómo ayudar a los hijos a ser personas felices? Ocho talleres profundizaron en esta cuestión desde múltiples perspectivas. Desde un enfoque positivo y esperanzado, los ponentes ayudaron a los padres a reflexionar y compartir experiencias.

Por su parte, Mercedes de Lucas, psicóloga experta en desarrollo del carácter, habló de autoestima y autonomía. Se refirió a esta última como la capacidad de desenvolverse, que se construye desde el carácter de los padres. “Por tanto, si los padres transmitimos confianza y seguridad, va a influir en su carácter”.

Y añadió: “Sobreproteger es desproteger, porque cuando sobreprotegemos, generamos una espiral de dependencia. El mensaje de fondo es ‘te ayudamos porque tú solo no eres capaz’. Esa espiral es la que hace que el niño tenga una baja autoestima, porque no se ve capaz de hacer algo que ve que sus iguales sí están siendo capaces de hacer”.

Al mismo tiempo, previno de exigir a los hijos por encima de lo razonable. “Tenemos que liberar a los niños de la presión de tener que ser perfectos”. Cuestión que resumió contraponiendo el “hijo ideal, que está solo en nuestra cabeza, al real, que tiene sus emociones, que tiene sus angustias, que está esperando que lo aceptemos como es”.

Enseñar a ser libres para ser felices

En sentido parecido habló Isabel Rojas Estapé, psicóloga y periodista, que animó a los padres a aprender a conocerse y a conocer a sus hijos para enseñarles a ser libres. Y alertó contra los pensamientos rígidos, que “se nos apoderan y nos llevan a un nivel de exigencia y de control que, a la larga, nos llevan a una insatisfacción vital”. Duchas, cenas, zapatos, uniformes… “ojo con ir en modo check-list, sin conectar con la persona que tenemos al lado”, apuntó la psicóloga.

Si quieres realmente sacar lo mejor de tus hijos, enséñales lo que es la libertad. Una libertad sana que les hará valientes y capaces de conseguir aquello que realmente les hará felices”. Por eso, “en una sociedad esclava del perfeccionismo y de la imagen, educar la libertad se convierte en un apasionante reto para los padres”, dijo.

En esta amplitud de temas sobre los que formarse, y de tareas para ayudar a los hijos en la educación del carácter, emerge otra realidad apuntada al inicio por Piñero en su intervención: la fragilidad. Sobre ese querer y no poder, por la propia debilidad y la de los demás, habló Javier Cabanyes, neurólogo de la Clínica Universidad de Navarra, en otro de los talleres.

“Educar el carácter es partir de la realidad de que somos únicos e irrepetibles. Por eso, no hay fórmulas mágicas, sino personas con sus historias, con la base con la que venimos al mundo: nuestro temperamento, que se puede reforzar o contrarrestar”.

Javier García Manglano, Doctor en Sociología por la Universidad de Maryland, planteó potenciar los ideales de los hijos, esas ganas de hacer cosas y cambiar el mundo que son tan apasionantes. E invitó a hacer un uso de la tecnología desde la magnanimidad, aprovechando las posibilidades que ofrece para potenciarla. Por eso, en su opinión, el gran peligro de las novedades tecnológicas es la mediocridad, que impide la amplitud de horizontes y el servicio a la sociedad.

La gran aventura del amor

En ese ensanchamiento del mundo, los padres deben ayudar a los hijos a arriesgar y enseñarles a amar sin miedo, con todas sus consecuencias, apuntó Micaela Menárguez en su taller. Nuestro deseo para nuestros hijos debería ser: Solo quiero que te quieran. ¡Y eso es algo que depende de los padres!.

Una idea que compartió el médico y conferenciante Pep Borrell, incidiendo en que “el tema no es aguantar, ni ir tirando, hay que ‘pasarlo de miedo”. Añadió: “Merece la pena comprometerse, que los jóvenes necesitan tener ejemplos”. Y ofreció consejos prácticos: “Hay que quedar un día a la semana para hablar de nosotros (el matrimonio); ¡los dos solos! Por la mañana, de los hijos nos despedimos. ¡Nos achuchamos! Deben saber que los queremos. ¡Hablamos y nos escuchamos!”.

Por su parte, Rafa Lafuente, experto en educación afectivo-sexual, explicó que es fundamental hablar con los hijos en intimidad de temas como la amistad o el amor. Entre los consejos prácticos que brindó, sugirió “aprovechar vivencias que nos rodean o nos brindan los medios de comunicación para conversar y darles criterio” sobre estas cuestiones.

Otra de las ponentes, María Calvo, investigadora de la Universidad de Harvard, afirmó que, en la sociedad actual, niños y jóvenes “necesitan referentes para conocerse a sí mismos”. “La libertad sin vínculos es una forma inédita de esclavitud”, añadió.

Al finalizar, los asistentes mostraron su satisfacción por este encuentro de familias, “una escuela para los padres”. “Nos vamos convencidos de que merece la pena esforzarse en la educación del carácter para que nuestros hijos sean felices y hagan felices a los demás”, afirmó Alberto Forcano, presidente de la Asociación de Padres del Colegio Montearagón.

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Redaccion