Paula Yago (Bodegas Tempore): «La calidad se presupone, hay que sorprender al consumidor»
- Paula Yago, gerente de Bodegas Tempore, explica en la Mesa Abierta de Redacción Club el éxito de este proyecto familiar que se marca como objetivo «poner en valor el territorio».
Bodegas Tempore demuestra en su día a día que es posible conjugar proyección exterior con apego al territorio. Esta bodega de Lécera (Campo de Belchite) es un proyecto familiar que surgió «de las conversaciones en nuestras comidas de domingo», revela Paula Yago, gerente de la firma. Tras pasar por diversas empresas, Yago decidió «volver a casa» para impulsar «un sueño» que hoy está presente en varios mercados internacionales. Un camino de que habló en la Mesa Abierta de Redacción Club, el formato de entrevistas patrocinado por Kalibo Correduría de Seguros.
«Mi padre es agricultor de toda la vida. Cuando todo el mundo optaba por emigrar a la ciudad, él decidió quedarse a vivir en el pueblo; fue una apuesta dura. Luego, mi hermano estudió Ingeniería Agronoma en La Almunia: tenía claro que quería quedarse en el campo, pero no para producir con destino a la venta a un tercero sin tener control del producto, sino para montar una empresa agroalimentaria. Aquí yo aporté mi experiencia empresarial, aunque solo tenía 26 años…», rememora Yago.
VÍDEO COMPLETO | Mesa Abierta con Paula Yago (Bodegas Tempore)
La gerente de Bodegas Tempore recuerda que «Lécera está en la zona más despoblada de Europa», a lo que se suman las duras condiciones del terreno. Sin embargo, esto se podía convertir en una ventaja competitiva; de esa dureza se podía extraer poesía. «Desde el principio fuimos conscientes de que teníamos que diferenciarnos, y contábamos con los elementos para ello: producto ecológico -algo que ya inició mi padre-, viñas de garnacha, una tierra propicia para hacer cosas únicas… Y desde el primer minuto tuvimos vocación internacional, porque yo venía de ese mundo; además, me sentía más cómoda fuera, en un mercado que no mira por el céntimo como aquí».
Ser actor en un escenario tan reñido como el del vino requiere «una comunicación impecable, basada en una historia potente que puedes defender, y que llega a la gente en esta época en la que tan importantes son las emociones». Con todo, Yago advierte: «Esto no es suficiente para posicionarte en el mercado. La calidad ya se presupone, hay que sorprender al consumidor».
Para ello cuentan con tres gamas de vino: Tempore, «la de mayor volumen pero menor proyección»; Terrae, la marca premium ecológica, con la que «ponemos en valor el territorio, la tierra y el clima, tanto que lo asociamos a cada parcela»; y Generación, la más reciente, con la que «buscamos al nuevo consumidor joven, con un aspecto visualmente atractivo que transmite pasión». Otra de sus marcas es Esenzia, que tiene su propia vida: «La creamos originariamente a petición de un importador con sede en Chicago, pero luego ha dado el salto a Europa».
La innovación también marida con los caldos de Tempore: «Intentamos ofrecer al mundo cosas nuevas, como el vino ecológico de garnacha sin sulfitos añadidos, que ha sido un éxito, y, más recientemente, el de garnacha blanca. Estamos atentos a los mercados».
Yago explica que en Bodegas Tempore «creemos más en la especialización que en el volumen, nuestra estructura es propicia para elaborar productos de mayor valor añadido». «Somos conscientes de que perdemos un sector importante de clientes, aquellos que compran en las grandes superficies. Sin embargo, al no estar bajo el paraguas de una marca conocida (que en este sector es la principal motivación de compra), también tenemos claro que en un lineal de Carrefour nuestras botellas pasarían desapercibidas. En cambio, en el mercado internacional se compra más por el tipo de uva, así que allí nos resulta más fácil defender nuestro producto, porque los consumidores buscan una garnacha».
El modelo de Bodegas Tempore requiere la complicidad de «distribuidores especializados que llegan a mercados muy concretos». También de la implicación de las tiendas especializadas, algo que se ganan con visitas «a cada uno de nuestros vendedores finales». «Queremos generar un vínculo con las bodegas, porque como marca también queremos transmitir el valor añadido de la cercanía«. «Supone un gran esfuerzo -reconoce Yago-, pero para nosotros influye más en las ventas que una campaña de publicidad».
Paula Yago lamenta que, mientras en Alemania «reina el producto ecológico», en España «todavía no nos hemos enterado». Defiende que «el producto ecológico no puede ser solo marketing, y tiene que ir más allá de argumentos de calidad o salud: es una apuesta por la sostenibilidad». Por eso, en Bodegas Tempore presumen de «haber vuelto a trabajar como lo hacía mi abuelo, pero bajo el filtro de la modernización».
LA FIRMA
Uno de los focos de atención de Club Cámara es contribuir a la generación de narrativas en torno a las marcas agroalimentarias aragonesas. Bodegas Tempore es un buen ejemplo de ello, como ya ha demostrado en anteriores participaciones en los formatos de nuestra plataforma. Este proyecto familiar, enraizado en una tierra tan dura como la de Lécera, ha hecho un buen trabajo en marketing, en comunicar su singularidad, pero siempre sobre la base de una fuerte vinculación con el territorio en el que se asientan sus vides.
En las palabras de Paula Yago se aprecia pasión por su empresa, un sentimiento que trasciende lo material. Se podría decir que Paula es como Angela Channing, la inolvidable protagonista de Falcon Crest, pero en joven y, por supuesto, en mucho más amable.
Vivir en el pueblo, construir una empresa familiar, salir al mundo a explicarlo… Bodegas Tempore tiene mucho de sueño cumplido -con mucho esfuerzo, eso sí-, y por eso su mensaje resulta tan atractivo.