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Mike Barrow: «El vino es la mejor metáfora para las criptomonedas»

  • El bodeguero e informático estadounidense Mike Barrow expuso en Cámara Zaragoza las claves de Openvino, un innovador proyecto que aúna el vino y las divisas virtuales.

«¿Cómo determinar el precio real de una botella de vino?». Esta era la pregunta que se hacía Mike Barrow, un informático estadounidense que, tras una intensa trayectoria profesional con escala en España, montó una bodega en Mendoza (Argentina) y decidió dar con la respuesta a través de Openvino, un proyecto que aúna «el ancestral arte de hacer vino con las últimas tecnologías». Barrow fue el protagonista de la Cata de Ideas que este jueves 19 de julio cerró la temporada de eventos de Club Cámara, que ya prepara nuevas citas para sus socios a la vuelta del verano.

Desde Argentina llegó Barrow, y lo hizo con botellas de su vino MTB bajo el brazo, lo que permitió a los numerosos asistentes a la cita disfrutar de un producto que trasciende el ámbito agroalimentario para adentrarse en los complejos mecanismos del blockchain. Junto al estadounidense estuvieron en la mesa de debate Alicia Asín, confundadora de Libelium, la firma especializada en Internet de las Cosas; Martín Jaime, creador de Vermut Turmeon; y Luis Ripollés, responsable técnico de Nologin Consulting, empresa aragonesa con la que colabora Barrow.

Alicia Asín, Martín Jaime, Mike Barrow y Luis Ripollés.

Alicia Asín, Martín Jaime, Mike Barrow y Luis Ripollés.

Mike Barrow se definió como «un informático de Arizona al que, tras vivir muchos años en Barcelona, se le ocurre plantar un viñedo en Argentina sin tener ni idea de la tradición del vino». «Aunque Argentina es el sexto productor mundial de vino, se vende  muy poco en el mercado local», explicó Barrow, antes de relatar cómo se lío la manta a la cabeza para promocionar su bodega, con iniciativas tan variopintas como una gira musical o catas extremas. De aquel rodaje sacó tres ideas: «¿Cuánto debe costar una botella de vino? Lo de ‘a más bueno, más caro’ no funciona con el vino, hay cierta arbitrariedad en el margen que se establece. ¿Cómo calificamos un vino? Es importante saber dónde terminó la botella, en qué circunstancias se abrió… Por último, todo el mundo dice que hace el mejor vino, pero ¿cómo lo puede comprobar la gente?».

Estas tres cuestiones le impulsaron a crear Openvino: «No es un producto, no es una marca, es una plataforma abierta, una especie de pecera que te permite ver todo lo que se hace en la empresa. Somos una bodega open source«. Así, para establecer un precio transparente, «lanzamos una criptomoneda asociada a cada botella de vino»; para mostrar cómo se elabora el vino, pusieron en marcha una bitácora «que permite ver el esfuerzo humano y seguir todo lo que ocurre en la bodega»; y para enseñar hasta el último resquicio de la empresa, «publicamos toda la contabilidad en Internet».

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Barrow explicó que «para un proyecto de microemprendimiento como este, tener secretos no vale nada, pero la transparencia en cambio sí puede aportar valor». Su forma de compartir los datos es a través de plataformas de blockchain, un registro que «por ser de todos no es de nadie» y que por tanto asegura que no se alteren los valores introducidos. «Permite asegurar la práctica ética del negocio. Si alguien me quiere copiar a partir de los datos que he compartido, da igual, porque no podrá hacer un vino igual al mío, o si lo hace mejor gracias al proyecto Openvino, aportará más valor a la iniciativa», señaló Barrow.

El emprendedor defendió la idea de que «el vino es la mejor metáfora para explicar el funcionamiento de las criptomonedas». Así, al igual que ocurre con un billete, cuyo valor solo se materializa cuando se intercambia por un servicio o producto, «con una botella de vino no sabes su valor real hasta que la descorchas y lo pruebas; hasta ese momento, el precio se fija en base a una ficción compartida». Barrow explicó que cada token -moneda virtual- equivale a una botella de vino de su cosecha anual. Así, por ejemplo, la producción de 2018 se asocia a la moneda MTB18; cada token cuesta en su emisión 4 euros, y permitirá dentro de tres años, cuando el vino esté listo para su comercialización, comprar una botella de MTB. Mientras llega ese momento, «los usuarios pueden hacer negocio entre ellos con los tokens sin que intervenga un tercero, de persona a persona».

Mike Barrow

Alicia Asín, Martín Jaime, Mike Barrow y Luis Ripollés.

Barrow avanzó las muchas opciones que abre este modelo: «No sé dónde va a acabar cada token, es algo que descubriré luego cuando me toque enviar las botellas, lo cual supondrá un importante trabajo de exportación, aunque también tendrá alguna ventaja logística». «Por un lado irá el vino, y por otro la gente que se ponga a especular con las monedas… ¿Cuál será el resultado final con el precio? No lo sé, esto es un experimento. Estamos trabajando con varias universidades para establecer una proyección», señaló.

«Cada gota de vino contiene miles de años de cultura. Cuando tomas vino, tú eres dueño de ese momento, y yo quiero participar de ese momento», concluyó Barrow.

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Redaccion